“Aún existen prejuicios sobre el uso de productos derivados de cannabis como herramienta terapéutica, pero eso está cambiando”
Cristina Leguía, gerente médico de Anden Naturals, reflexiona sobre cómo ha ido cambiando la percepción de la comunidad médica sobre el uso de productos derivados de cannabis para fines medicinales en pacientes, y cómo el conocimiento científico está derribando cada vez más los prejuicios alrededor de esta planta medicinal.
Cristina Leguía estudió la carrera de Medicina Humana en la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Se graduó en el año 2010, enfocando su práctica en el campo de la investigación clínica, en temas de desarrollo de nuevas drogas y terapias. Durante ese periodo generó experiencia en diversas categorías de enfermedades, principalmente en el campo de la oncología y enfermedades infecciosas, siendo parte de la gestión de múltiples estudios clínicos. A raíz de la aprobación de la ley que legalizó el uso medicinal del cannabis, se interesó por acompañar el desarrollo de la categoría de medicinas basadas en cannabinoides desde sus etapas más tempranas. “Pocas veces tienes la oportunidad de ser parte del inicio o comienzos de una nueva categoría terapéutica”, comenta.
Con la llegada de la pandemia, como una forma de aportar valor en este complejo periodo, empezó a recibir consultas médicas, para así atender a aquellos pacientes ambulatorios a los que les era difícil conseguir atención en un sistema de salud saturado. Siendo médico general con enfoque en la atención primaria, la posibilidad de ser una guía para pacientes la hizo reconectar con la atención clínica y reiniciar su práctica. Sus conocimientos adquiridos en endocannabinología y medicinas basadas en cannabinoides la ayudaron a asesorar a sus pacientes en el uso racional y seguro de medicinas basadas en cannabinoides, en un contexto en el que existe mucha desinformación.
Hoy, desde su rol de gerente Médico en Anden Naturals, no ha dejado de atender pacientes, pero se enfoca principalmente en la difusión de conocimiento científico entre sus colegas a través de diferentes proyectos de educación médica continua, entre otras actividades relacionadas al mismo propósito
¿Cómo está cambiando la percepción que tienen los médicos respecto de las terapias basadas en cannabinoides?
Parte de mi trabajo es tener mucho contacto con colegas y diría que existe mucha variedad de percepciones. Quizás entre los neurólogos existe mayor aceptación, porque existe más investigación clínica para las diferentes condiciones neurológicas, como la epilepsia refractaria o la esclerosis múltiple. Allí no hay mucha discusión sobre su eficacia sino más bien hay conversaciones en torno a la seguridad a largo plazo. Para otras indicaciones, como dolor crónico, hay mayor camino por recorrer. Faltan más estudios clínicos en particular Fase 3, para cada indicación que guíe mejor las decisiones de la comunidad médica en general.
Sobre los médicos que no se animan a recomendar cannabinoides, ¿es más un prejuicio relacionado a la marihuana, o es su formación misma, más tradicional, la que les impide ver otros tratamientos?
La mayoría simplemente, y me incluyo, recibió una formación médica en la que el cannabis se consideraba una sustancia adictiva, a la par de la cocaína y eso es todo. Abrir la mente para incorporar un nuevo concepto -cannabinoides como herramienta terapéutica-, y al mismo tiempo permitir que convivan estos conceptos, puesto que en efecto hay una potencialidad de adicción, es algo complejo, que requiere de mucha educación médica continua de parte del profesional de la salud para apreciar las particularidades. Ese es el sesgo inicial del cual partimos todos los médicos generales, pero es especialmente difícil para colegas que ven temas de salud mental. Y es comprensible, porque parte de su formación como profesionales, y de su práctica, ha sido tratar a pacientes que abusan del cannabis. Ese mismo médico no recomendará el cannabis para ningún tratamiento. Ahora, el trabajo de separar los riesgos del uso de cannabis recreativo ilegal en nuestro país con los potenciales riesgos del uso productos derivados de cannabis para fines terapéuticos, es el reto imperativo que tenemos como comunidad médica y por el cual podremos brindar muchos beneficios a nuestros pacientes.
¿En tu formación médica hubo cursos que hablaban de las propiedades del cannabis en terapias médicas?
En la formación de pregrado que tuve no me enseñaron a diferenciar el cannabis de consumo adulto o recreativo del usado con fines medicinales en terapias basadas en cannabinoides. Pero eso se entiende, porque es un concepto relativamente nuevo. Hace 30 años el cannabis de uso medicinal era prácticamente el mismo – en cuanto a formulaciones – que el recreativo pues se usaba únicamente la vía combustionada, pero con indicaciones específicas para una población o grupo de pacientes en particular, esto se puede conocer al leer la historia de la legalización del cannabis medicinal en múltiples estados de EE.UU. Hoy, en cambio, existen múltiples presentaciones como formulaciones orales, además de formas de consumirlo, de manera inhalatoria sin combustión. Así mismo ahora podemos conocer las concentraciones específicas de cannabinoides en el producto. Hace 20 o 30 años no existía todo esto. Y, ahora, para nosotros en Perú, que ya existe una legislación y un reglamento, y los avances para tener acceso a productos derivados de cannabis en diferentes concentraciones y formulaciones, que disminuyen los riesgos de manera considerable, es más fácil que, poco a poco, se acepten los cannabinoides para diversos tratamientos.
Debe ayudar mucho el hecho también de que existe no solo más información, sino canales que permitan el compartir conocimiento, como los medios virtuales, grupos en Facebook entre otros, para intercambiar experiencia.
Sí, estamos viviendo en un mundo en el que médicos y pacientes pueden compartir información en tiempo real -fuera del consultorio- y donde los pacientes pueden tener una voz organizada y mucho más fuerte que sea promotora de cambios. Y las universidades se han puesto al día. La Universidad Peruana Cayetano Heredia, Universidad Mayor Nacional San Marcos y la Universidad de San Martín de Porres, han añadido programas sobre el uso de cannabinoides ya sea en diplomados o como parte de programas o cursos de posgrado. Eso tiene que ver también con que existe una legislación que convierte el cannabis y sus productos derivados en una opción terapéutica. Desde el año 2019, que tenemos el reglamento, diferentes instituciones académicas han actualizado sus ofertas de programas de educación médica continua, como cursos, diplomados y postgrados sobre el tema, y cada vez habrá más -espero-. Pronto, seguro, se verá en pregrado también, para que más médicos generales, quienes trabajan en el primer nivel de atención y ven múltiples pacientes con dolor crónico, incluyan el uso de cannabinoides como una opción terapéutica más.
¿Cómo fue reencontrarte con pacientes?
Volver a ver pacientes fue sumamente enriquecedor, porque es acompañar y guiar a personas en momentos vulnerables con la mayor transparencia posible, ofreciéndoles un plan de trabajo que se ajuste a sus necesidades y expectativas. Más allá de decirles “haz esto, haz lo otro”, es saber qué desean realmente, explicarle todas las opciones disponibles, evaluar juntos los riesgos y ayudarlos a tomar la mejor decisión.